Con el fin de las vacaciones, llega el tiempo de disfrutar de nuestra casa y retomar las tareas diarias que más nos gustan. Entre ellas, cuidar de las plantas y del jardín.
Aunque el máximo esplendor de la naturaleza se desarrolla en primavera y se alarga hasta el verano, los meses del otoño también suponen un momento excelente para disfrutar de nuestro rincón verde, sobre todo si optamos por las variedades que mejores resultados ofrecen durante los últimos meses del año.
Ya sabes:
la bajada del termómetro y las primeras lluvias no significan que tu jardín se vuelva gris y aburrido.
Te proponemos
diez plantas espectaculares para que luzcas tus parterres al máximo de su belleza también en otoño.
Áster
Su nombre significa estrella, por la forma que presenta su flor. Esta herbácea perenne
muy parecida a la margarita tiene la ventaja de que su floración es a finales de verano y principios de otoño, dándonos en los primeros meses fríos del año grandes y voluptuosos macizos florales.
Existen más de 200 variedades para elegir, con
todo tipo de colores y formas, lo que supone enormes posibilidades ornamentales para combinar.
Necesitan pleno sol y riego constante.
Bignonia
Este arbusto trepador que llega a alcanzar los 10 metros de altura nos regala fantásticas
flores atrompetadas de colores rojizos y naranjas precisamente a finales del estío. El cultivo tiene lugar de febrero a junio, aunque si optas por las semillas has de saber que
las primeras floraciones pueden tardar hasta cuatro años en aparecer.
Requiere
pleno sol, riego frecuente y fertilización periódica. Se adapta a
todo tipo de suelos y resiste bien las heladas.
Crisantemo
Muy típica del otoño, esta flor asiática, en
forma de margarita y hoy ya extendida por todo el mundo, es toda una
explosión de formas y colores para el jardín en los meses de septiembre y octubre.
Entre sus ventajas cuenta con la facilidad de cultivo:
pleno sol, temperaturas suaves, riego frecuente y abono cada 15 días.
Crocus
Perfectos
para las borduras del jardín o incluso para cultivar en macetas, su pequeño tamaño los convierte en la opción adecuada
para tapizar o para decorar arriates.
Esta bulbosa perenne proporciona, con escasos cuidados (salvo una
buena exposición solar y riego abundante), bonitos
tonos púrpuras y amarillos para combinar con otras plantas.
Espino de fuego (y arbustos bacíferos)
El otoño es un mes fantástico para disfrutar de los colores que nos ofrecen las bayas de los arbustos. El espino de fuego nos seduce con sus pequeñas frutitas amarillas, naranjas o rojas, pero no es el único.
Los escaramujos de los rosales son espectaculares en esta época (siempre y cuando no retires las rosas marchitas), por no hablar de otros arbustos imprescindibles en esta estación como el madroño, acebo, serbal de los cazadores, saúco, hierba de San Juan, madreselva o viburno. Elige el que más te guste y disfruta de los colores que te ofrecen sus bayas y su follaje.
Francesilla
El mes de septiembre es el último mes de floración de la francesilla o ranúnculo, que habrás visto al máximo de sus posibilidades en agosto.
Aunque no se puede considerar especie invernal, esta bulbosa trae una amplia gama de colores al jardín o a la terraza gracias a su floración estival tardía. Es común cultivarla en octubre o noviembre en macizos, con las flores muy pegadas unas a otras.
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